miércoles, 4 de junio de 2008

Max Bill


Fue en Basilea, impresionado por la fastuosa Feria Industrial de 1958, cuando decidí salir rumbo a Zürich en el tren local; fundido en una tibia y plácida duermevela, me condujo insensiblemente a través del último día del invierno suizo. Iba a visitar a Max Bill, con quien había mantenido correspondencia hacia unos años cuando participó en la revista Arte Madí Universal.

Como había supuesto, Bill fue a buscarme a la estación. El diálogo se planteó en torno al diseño industrial, y no pude resistir la tentación de hablarle de las resistencias que oponen algunos sectores a la penetración de formas nuevas, ya sea de objetos de uso funcional, como en aquellos que cumplen una finalidad puramente estética. Bill me respondió que es necesario ponerse en guardia contra lo que llama “tendencias generales”. En toda obra concreta hay una expresión propia del espíritu humano, destinada exclusivamente a ser aprehendida por él.


It was in Basel, impressed by the splendid Industrial Fair of 1958, when I decided to head Zürich to meet Max Bill, with whom I maintained correspondence a few years when he participated in the Universal Madí Art Magazine.

When I arrived, Bill was looking for me at the station. The dialogue was quickly set around industrial design, and I couldn't resist the temptation of speaking about the resistance of some sectors to accept the penetration of new forms, whether for the use of functional objects or with a purely aesthetic purpose. Bill replied that is necessary to guard against what he calls "general trends." In any work there is a concrete expression of the human spirit itself, intended only to be apprehended by him.

1 comentario:

Eduardo Ruiz dijo...

Una gran emoción leer sobre su encuentro con el gran Max Bill. Le mando un saludo afectuoso, maestro.