lunes, 5 de mayo de 2008

Muestra en el Planetario de Buenos Aires


Meses antes de 1980 organicé una exhibición de mi Ciudad Hidroespacial en el Planetario Galileo Galilei de Buenos Aires.

Tuvo para mí un sabor especial debido a las particulares características del edificio. Difícil resultaría imaginar una mayor identificación entre el contenido de lo expuesto y el carácter del espacio continente. No solo porque la función del edificio consistía precisamente en representar lo que ocurría en el cielo que se extendía sobre nuestras cabezas, sino por la original forma del edificio, debido a la brillante concepción de arquitectos del Ministerio de Obras Públicas. De hecho parecía como si las maquetas de los hábitats se encontraran suspendidas dentro de otra gigantesca maqueta de la misma, que se hubiera posado en el verde, junto a un lago de Palermo. También se conjugaba con el lago una Hidrocolumna que hice emplazar para la ocasión.

Recuerdo el especial compromiso que tuvo en la realización de la muestra el entonces director del Planetario, quien era un firme admirador de la propuesta.

Con los años, comencé a interesarme cada vez mas en la llegada de mi obra al público juvenil y recuerdo al respecto que uno de los mayores placeres que me deparó este despliegue de obras fue la de ver las bandadas de escolares que acudían a ver la ciudad como parte de visitas programadas por las autoridades del Planetario.



In 1979 I organized an exhibition of my Hydrospatial City at Galileo Galilei's Planetarium, in Buenos Aires.
It had a special flavour because the particular characteristics of the building. It's difficult to imagine a greater identification between the content of my work and the nature of the surrounding space. Not only because the function of the building was precisely to represent what was happening in the sky above our heads, but also because the original shape of the building, thanks to the brilliant design of architects from the Ministry of Public Works. In fact, it seemed as if the models of habitats were suspended in another gigantic model of the same, which was perched on the green, next to a lake in Palermo (complex of big parks in Buenos Aires). It was also combined with a Hydrocolumn I deployed for the occasion.
I remember the special commitment of the then director of the Planetarium, who was a strong admirer of the proposal.
Over the years, I began to become increasingly interested in the arrival of youth and I remember that one of the greatest pleasures I got from this display of works was to see numerous groups of schoolchildren who came to see the Hydrospatial City as part of scheduled visits by Planetarium's authorities.

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